Desde la antiguedad la joyería ha tenido una gran relevancia. Al Oro se otorgaba un gran valor debido a que no se estropea y es muy maleable. Ya lo explotaban los Persas, Fenicios y Armenios en el 2000 A.C.  aunque se empezó a valorar hace ya unos 6000 años. Era símbolo de poder y riqueza y se le han conferido propiedades míticas, sagradas y ornamentales. Las primeras formas de la joyería más antigua eran motivos de la naturaleza como animales y plantas, o flores y conchas. Al Oro se la añadieron piedras preciosas, perlas o metales preciosos. Desde aquellos remotos tiempos los colgantes, anillos, pulseras, y pendientes ya formaban parte del mundo de la joyería. A partir del siglo XV se empezaron a pulir y tallar diamantes y aparecieron en masa las primeras creaciones de bisutería.

En el llamado periodo Romántico los orfebres confeccionaron piezas con motivos abstractos creando en sus talleres magníficas obras de arte, cobrando una gran relevancia social. El siglo XX trajo otra tendencia en el diseño de joyas como las líneas rectas y fluidas. Más tarde la influencia de Hollywood promociona esta industria provocando un aumento exponencial de la joyería produciendo grandes avances técnicos para su producción. Todo ello ha contribuido a una socialización de la joyería que pasa a ser patrimonio de todos y universalmente accesible.